martes, 24 de julio de 2012

Un toque de Bauer

La semana pasada llegó finalmente a mis manos (he tardado más de un año en comprarla) la última temporada de 24. No sé si he tardado tanto en adquirirla por algún deseo de no "cerrar" mi relación con esta serie y su protagonista, Jack Bauer, pero sí que han influido mis pocas ganas de seguir ampliando mi DVDteca, cuestión sobre la cual tengo a medias otra entrada del blog.

Sea como fuere, no tardaré mucho en volver a realizar esa deliciosa locura que he hecho temporada tras temporada: ver sus 24 episodios a lo largo de un único día, emulando en lo posible el ritmo de la serie. En ocasiones lo he hecho con pequeños parones (dormir, y esas cosas), en otras me he visto las 18 horas que dura la temporada del tirón, aprovechando los títulos de crédito para correr al baño... Pero antes del empacho, queda darle cierre a la nueva serie de Kiefer Sutherland, Touch, con los dos últimos episodios de una primera temporada que he ido degustando espaciadamente, a pequeños bocados, no porque no me guste, sino por esperar a tener un estado de ánimo adecuadamente buenrollista para disfrutarla mejor.


Lo cierto es que para mí ha sido una grata sorpresa este relato sobre un padre abnegado, su hijo autista, y las conexiones numéricas que mueven nuestras vidas, algo a lo que ha ayudado la longitud de la temporada, 12 episodios. Aún no conozco el número de episodios que tendrá su segunda temporada, pero en mi opinión debería quedarse así, de forma que no disperse su trama o sufra los mismos males de la anterior serie de su creador, Héroes. Y si bien Touch hereda ese tono pseudomístico y global que ya tenía aquella, no resulta nada forzado, salvo por ese filtro como de mentalidad estadounidense que empaña un poco las tramas que suceden en otros puntos del planeta. Es decir, sí, te presentan historias en Brasil, Japón o algún país africano... pero, dejando de lado los estereotipos, que los hay, eso mismo lo podrían haber contado en Chicago, Seattle o Kentucky, casi nunca hay rasgos propios de ese lugar, como si todo el planeta fuese un poco lo mismo.

Obviando este aspecto, Touch es un verdadero disfrute, siempre y cuando entres en su "juego" y creas por unos minutos su fantasía, esa especie de realismo mágico en el que se mueve. Así, ver aparecer constantemente las mismas secuencias numéricas hasta en los lugares más insospechados, o ir descubriendo cómo todas las tramas del episodio están o van a estar de alguna forma relacionadas, a veces de modos sorprendentes, forma parte de un pacto de complicidad que, una vez aceptado, es resuelto de forma natural y muy satisfactoria, sin caer en un exceso de ñoñería en el proceso.


La serie en el fondo puede entenderse como una versión modernizada y planetaria de historias de buenos sentimientos tipo Autopista hacia el cielo y sucedáneos (como Tocados por un ángel... de la que, coincidencia o no, comparte lo del "toque" del título), cambiando al enviado divino por una suerte de mística numerológica (creo que lo suyo hubiese sido llamarse Numbers, de no haber existido ya una serie reciente con ese título). Bien alejada de los planteamientos y personajes de la anterior serie de Sutherland, no obstante encara su lado menos amable en la gran trama contínua de la temporada, pero sin llegar todavía a mostrar el menor atisbo de verdadera oscuridad. Otro punto destacable es su melodía, de las más reconocibles de los últimos años, que contribuye al ritmo del relato, y merodea juguetonamente por los episodios sin llegar a cansar, como ya lo hiciese en su momento la de 24, en uno de los pocos puntos en común entre ambas series.


Y volviendo a la serie en tiempo real, o mucho me equivoco, o no hay nada en el panorama televisivo actual que proporcione esa dosis de adrenalina que me aportaba esta serie. Y ciertamente, lo echo en falta. Podría analizar la serie desde muchos ángulos, señalando que fue pionera en esa costumbre de presentar una secuencia de créditos iniciales reducida a su mínima expresión (en este caso por motivos de coherencia), o meterme con las tan cuestionadas implicaciones éticas y políticas de sus tramas, pero voy a pasar de todo ello, y en su lugar comentar una de mis ideas locas.

Mi "teoría", por llamarlo de algún modo, es que 24 está dividida en tres claros ciclos, o etapas, de tres temporadas (el último ciclo, al quedar la serie en 8 temporadas, quedó truncado). No digo que esto sea algo real o premeditado, que de hecho no lo es (en esta serie se movían sin un plan a largo plazo establecido), sino más bien una forma en la que me gusta pensar en la serie. Y si bien hay factores que niegan esta división, algunos de los puntos en los que apoyo mi idea (a partir de aquí, con ligeros spoilers) son los siguientes:

Las mujeres de Jack: En el primer ciclo, tenemos a Nina Myers. En el segundo, a Audrey Raines. Y finalmente, en las dos últimas temporadas, Renee Walker. La gran diferencia es que con la primera, la relación romántica ha sido antes del comienzo de la serie, para pasar a lo largo de su etapa a una relación de auténtico odio, por razones obvias.  Por otro lado está Kim Bauer, presente en toda la primera etapa, mientras que en el segundo ciclo sólo hace una relativamente pequeña aparición en mitad del Día 5 (la temporada central del ciclo), volviendo a aparecer, aunque secundariamente en las dos últimas temporadas.

La presidencia: Sin lugar a dudas, David Palmer fue el gran presidente de las tres primeras temporadas, incluso teniendo en cuenta que en la primera sólo era el candidato a ocupar la Casa Blanca. En el segundo ciclo, tenemos un casi contínuo baile de presidentes, en cuyo centro está el inícuo Charles Logan, que accede al cargo hacia el final del Día 4, lo pierde en el 5, pero igualmente merodea en el 6º, mientras otros van ocupando el cargo. Y luego tendríamos a Allison Taylor al mando de la nación en las últimas temporadas.

La UAT/CTU: En las tres primeras temporadas, Jack está al mando de la Unidad Antiterrorista de Los Ángeles (o de parte de ella... el organigrama que tenían en el Día 3 no me quedó muy claro), para pasar en las tres siguientes a colaborar con ellos, pero yendo por libre. En el recortado ciclo final, Jack sigue siendo un colaborador extraoficial, pero con el cambio de escenario a la costa este, la unidad que nos había acompañado esos seis años ya no aparece, siendo sustituida por el FBI en el Día 7 (una CTU light) y por la unidad de Nueva York en la última temporada.

Emisión: El primer ciclo se emitió como temporadas normales, comenzando en otoño y terminando en Mayo. En el segundo y tercer ciclo el formato de emisión pasó a empezar en enero, con cuatro episodios en dos noches consecutivas como arranque de cada temporada.

"Expansiones" de la serie en otros formatos: las tres temporadas del segunda etapa son las únicas que fueron precedidas de pequeñas precuelas (7-12 minutos) y tuvieron diversos spin-offs (24: Debrief, 24: Conspiracy, etc.), mientras que los otros dos ciclos sólo tuvieron un "complemento": un videojuego para PlayStation 2 que enlazaba las temporadas 2 y 3 en el primero, y la película para televisión 24: Redemption en el último.

Bandas sonoras: se han editado tres discos con el score de la serie, uno abarcando las tres primeras temporadas (primer ciclo), otro de los Días 4 y 5 (segundo ciclo), y otro únicamente de 24: Redemption (tercer ciclo).

Hay algunos más, pero esta entrada se me está yendo ya mucho de extensión (¿alguien ha seguido hasta aquí? ¡gracias, y enhorabuena!). Lo que sí que me están entrando ganas, más que de ver el Día 8, es de hacerme un repaso de la serie completa, a la espera de que algún día decidan hacer de una vez la tan rumoreada película y pueda volver a exclamar aquello de "Jack is back!"

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